Un grupo de científicos de la Universidad de Rochester
(Estados Unidos) llegó a la conclusión de que las personas más inteligentes son
más lentas para determinar en qué dirección se mueven los grandes objetos,
aunque su atención cambia totalmente si se trata de objetos pequeños.
Aunque parece algo contradictorio, no lo es tanto si tenemos en cuenta
que cuanto más inteligente es una persona su cerebro tenderá en mayor medida a
suprimir los grandes detalles para concentrarse en los detalles importantes.
Quizás esto explique que muchas personas inteligentes (no todas y no sólo)
también suelen ser detallistas y sensibles con sus familiares y amigos. Mi percepción
es que son personas que valoran lo que tienen, que viven el presente, que
suelen hacer un esfuerzo por agradar a quienes aprecian y que no dejan escapar
la ocasión de demostrar con menos palabras y más hechos el cariño que sienten.
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