Me han hablado de la existencia de muchas terapias alternativas que podrían funcionar para la solución de problemas psicológicos. ¿Qué hay de verdad en todo esto? (Andrés, Córdoba)
A veces he comentado que en la actualidad existe un amplio abanico de terapias alternativas que en ocasiones de manera inapropiada se etiquetan como psicoterapias pero que en realidad son sólo pseudoterapias. En general (no siempre) se trata de métodos que carecen de rigor y fundamento empírico, que a menudo representan un riesgo para las personas que se ponen en manos de aquellos que las practican, puesto que muchos de los pseudoterapeutas que usan métodos no científicos son como mucho simples ingenuos que aplican a ciegas los procedimientos que otros les dictaron. Pero realmente la fundamentación de sus terapias no es otra que la invención de marcos conceptuales y paradigmas ficticios cuando no esperpénticos. Otras veces son simples y llanos estafadores sin escrúpulos que no poseen conocimiento alguno sobre ciencia, medicina o psicología. Y otros muchos, si acaso han leído algún libro al respecto y pretenden con una formación escasa y poco rigurosa ganarse la vida llevando a cabo prácticas del todo inmorales e ineficaces, y en ocasiones antiterapéuticas.
Algunos clientes, con suerte, pueden abandonar la terapia sin haber tenido ninguna mejoría. Pero lo malo es que en muchas ocasiones pueden experimentar un empeoramiento de sus síntomas por una mala praxis de quien el cliente presupone que es un profesional. Así, a menudo encuentro en consulta pacientes a los que este tipo de sujetos agravaron los síntomas que presentaban. Otras veces recomendaron al paciente que hicieran lo mismo que ellos hicieron cuando supuestamente padecieron un problema parecido. A veces incluso aplicaron la inducción de falsos recuerdos mediante hipnosis e incluso forzando la dependencia del cliente respecto al terapeuta con el único objetivo del lucro sin restricciones temporales.
Te confirmo que estas malas artes indican que la mayoría de estos terapeutas no tienen ni idea de Psicología, y mucho menos de Psicología Clínica. Y desgraciadamente, a menudo constituyen actos deliberados que se llevan a cabo evadiendo la ley y con el único afán del lucro.
Actualmente, el número de terapias alternativas es prácticamente infinito debido a la ignorancia de la sociedad, la impunidad y el vacio legal, así como su aceptación social por parte de personas que se encuentran en una situación de desesperación por sus problemas. Y cada vez crece más, dado el contexto competitivo por conseguir dinero en una época en la que la actividad económica escasea. Por mencionar algunas: reiki, flores de bach, reprocesamiento por movimientos oculares EMDR, homeopatía, biodanza, bioenergética, bioneuroemoción, horóscopo, tarot... y a menudo también programación neurolingüística (PNL), hipnosis, terapia gestalt y coaching, especialmente cuando quien aplica estos métodos no es Psicólogo. Como quiera que es muy fácil inventar marcos terapéuticos fantásticos que no son contrastados empíricamente, cada vez son más las personas que entran en la rueda de la divagación acerca de terapias con las que probar suerte por cuanto podrían suponer un buen lucro.