¿Cuál es la diferencia entre Coaching y Psicología? (Antonio, Córdoba)
En la actualidad el coaching se ha puesto de moda y la frase “pon un coach en tu vida” cuenta cada vez con más partidarios que defienden esta doctrina como la panacea snob y desenfadada que solucionará los problemas de la gente. Realmente, el coaching como tal es un simple diálogo en el que un supuesto profesional trata de motivar a un cliente para que haga lo que se supone que él desea hacer, algo que "per sé" ya está incluido entre las muchas funciones que a diario lleva a cabo cualquier Psicólogo.
Pero aquí la clave es marketiniana, por cuanto cualquier persona puede practicar pseudopsicología del coaching y autodenominarse psicoterapeuta, sin necesidad de ser psicólogo y sin la preparación y permisos legales necesarios para ello. Es como aplicar la medicina sin estudiar la carrera, y encima decir que ello es mejor que lo que hace cualquier médico oficial. Un chollo para el que no sabe a qué dedicarse en la actual situación de crisis económica. De este modo, la popularidad del término coaching se une a su falta de regulación legal. Así, si a Pepe, el dueño de la zapatería de la esquina le va mal su negocio, no tiene que hacer nada para ser coach, simplemente autocatalogarse de que lo es, o hacer un cursillo no reglado de unos cuantos fines de semana y comenzar a facturar a costa de la ignorancia y la desesperación de la gente.
Al comienzo de esta moda, y dado que el coaching estaba únicamente enfocado a las empresas y al deporte, parecía coherente que un "coach" procediese de estudios tales como Psicología, Empresariales, Derecho, o similares. Hoy en día da igual; hay coaches que ni siquiera han terminado el bachiller y que logran facturar un buen dinero gracias al vacío legal existente, algunos incluso aplicando subnormalidades y doctrinas tan degeneradas y tan exageradamente pervertidas, que no hay nada de Psicología en lo que hacen.
En la actualidad el coaching se ha puesto de moda y la frase “pon un coach en tu vida” cuenta cada vez con más partidarios que defienden esta doctrina como la panacea snob y desenfadada que solucionará los problemas de la gente. Realmente, el coaching como tal es un simple diálogo en el que un supuesto profesional trata de motivar a un cliente para que haga lo que se supone que él desea hacer, algo que "per sé" ya está incluido entre las muchas funciones que a diario lleva a cabo cualquier Psicólogo.
Pero aquí la clave es marketiniana, por cuanto cualquier persona puede practicar pseudopsicología del coaching y autodenominarse psicoterapeuta, sin necesidad de ser psicólogo y sin la preparación y permisos legales necesarios para ello. Es como aplicar la medicina sin estudiar la carrera, y encima decir que ello es mejor que lo que hace cualquier médico oficial. Un chollo para el que no sabe a qué dedicarse en la actual situación de crisis económica. De este modo, la popularidad del término coaching se une a su falta de regulación legal. Así, si a Pepe, el dueño de la zapatería de la esquina le va mal su negocio, no tiene que hacer nada para ser coach, simplemente autocatalogarse de que lo es, o hacer un cursillo no reglado de unos cuantos fines de semana y comenzar a facturar a costa de la ignorancia y la desesperación de la gente.
Al comienzo de esta moda, y dado que el coaching estaba únicamente enfocado a las empresas y al deporte, parecía coherente que un "coach" procediese de estudios tales como Psicología, Empresariales, Derecho, o similares. Hoy en día da igual; hay coaches que ni siquiera han terminado el bachiller y que logran facturar un buen dinero gracias al vacío legal existente, algunos incluso aplicando subnormalidades y doctrinas tan degeneradas y tan exageradamente pervertidas, que no hay nada de Psicología en lo que hacen.
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