jueves, 12 de mayo de 2016

CUÁNDO DEBEMOS ACUDIR AL PSICÓLOGO

La mayoría de las veces sufrimos inútilmente, sin ninguna necesidad, durante mucho tiempo, cuando acudiendo a un psicólogo experto podemos dejar de sufrir. Estos son algunos de los síntomas más frecuentes que nos marcan la necesidad de acudir a un psicólogo cuanto antes:
  • Cuando nos sentimos inquietos o más cansados de lo habitual, nos cuesta concentrarnos, tenemos la percepción de que no controlamos nuestras emociones o nos sentimos menos equilibrados
  • Cuando nos sentimos tristes y sin ilusión de forma prolongada, tenemos la sensación de que la vida carece de sentido y no nos apetece hacer aquello que antes tanto nos entusiasmaba.
  • Cuando nos sentimos solos e incomprendidos, aislados y desatendidos. Especialmente si creemos que hemos sufrido o seguimos sufriendo alguna forma de maltrato: acoso escolar, acoso laboral, violencia doméstica, acoso afectivo, violencia física…
  • Cuando somos conscientes de que padecemos alguna adicción (tabaco, alcohol, drogas, juego…) que pone en grave peligro nuestra salud y nuestra vida y que nos genera problemas con las demás personas: los amigos, los compañeros de trabajo, la pareja o la familia.
  • Si el miedo nos paraliza y por temor no hacemos lo que deseamos hacer, no desarrollamos nuestras habilidades, no nos relacionamos con los demás y no disfrutamos de lo que nos rodea.
  • Cuando tenemos problemas con nuestra pareja o con nuestra familia (padres, hijos, familiares…), o cuando experimentamos dificultades en el ámbito sexual que nos impiden disfrutar y comunicarnos adecuadamente, produciéndose un deterioro en nuestra relación.
  • Cuando sentimos que no controlamos nuestros pensamientos y realizamos comportamientos extraños y repetitivos. Y no podemos dejar de realizar estas conductas puesto que su ausencia nos genera ansiedad.
  • Cuando el estrés se ha instalado en nuestras vidas de forma mantenida y recurrente, generándonos ansiedad, irritabilidad y síntomas psicosomáticos que repercuten en nuestros hábitos de sueño, alimenticios, higiénicos, deportivos, laborales, sexuales, etc.

En definitiva no es necesario llegar a una situación extrema ni excepcional, ya que el hecho de sentir que necesitamos ayuda para afrontar una situación que no sabemos manejar ya es un buen motivo para acudir al psicólogo y así poder prevenir problemas que si no se atajan,  a la larga pueden llegar a enquistarse y agravarse.
 


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